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miércoles, 22 de abril de 2015

Crónica de la Maratón de A Coruña. (Queríais crónica; sus vais a cagal). Parte I


La decisiva batalla de Maratón ocurrió en el año 490 a.C., en el contexto de la primera  guerra Médica que enfrentaba a Persas y Atenienses.  Un mensajero ateniense, Filípides, corrió la distancia entre Maratón y Atenas, unos 40 km., para comunicar  la victoria. Los persas habían amenazado que saquearían, (¿tendrá Rato ascendencia persa? ) y arrasarían Atenas, violando a sus mujeres y sacrificando a los niños. Se ve que los persas tenían muy mal ganar. Filípides corrió a toda velocidad tras participar en la batalla, porque sabía que si a la puesta de sol no llegaban noticias, las mujeres matarían a sus hijos y se suicidarían. (A los atenienses no les movía el temor  a enviudar, sino el tener que lavar y planchar la ropa mugrienta tras el combate(1). Filípides llegó, anunció la victoria y se murió extenuado. Su muerte evitó una hecatombe.

Una carrera que tiene tal carta de presentación no puede ser  menos que  mítica. Quien corre la maratón rememora el mito, se codea con la gloria y transita por la Historia. Es un reto que todo corredor se plantea en algún momento. Mis razones fueron bien poco heroicas. Me empujó un amigo, de esos bienintencionados que todos tenemos : “Paco, ahora es el momento de hacer una Maratón, dentro de poco quizá ya no puedas”. Así que me decidí, ya sexagenario, a correr mi primera Maratón. Más chochez  de viejo, que empeño atlético. Adelantemos que lo conseguí, no cumpliendo objetivos pero casi. 4 h 8 minutos. Y ello es un éxito, (moderado), personal, pero sin Fernando, el club, los compañeros de entreno y en especial Fede que en el tramo decisivo de la preparación tiró y empujó de mí, no hubiera sido posible. Gracias a todos. Algunos más irán saliendo, en todo caso menos de los que lo merecerían.  A las ausencias  pido disculpas anticipadas.

Basados en tan sólidos antecedentes cuando Pierre de Coubertin inició las olimpiadas modernas en 1896 y eligió acertadamente Grecia como sede.  Siguió el consejo de  su amigo el historiador Michael Bréal, e  instituyó una carrera conmemorativa de unos 40 km, (inicialmente la distancia de los maratones fue variable y en el recorrido  del primero hay controversia,  pero lo más aceptado son 40 km). El primer ganador, que se convirtió en un héroe patrio, fue el griego Spiridon Louis, un humilde, no está claro si pastor o aguador, (por aquel entonces en Atenas no había agua corriente), que lo hizo en 2h 58´50´´. Su preparación fue un tanto heterodoxa. El entrenamiento ya lo hacía, fundamentalmente,  con su trabajo .  La noche anterior a la carrera, la pasó en vigilia, rezando  y alimentándose de higos secos. Participaron 17 corredores, 12 de ellos griegos. El tercer clasificado Spiridon Belokas, fue descalificado, ya que había recorrido parte del trayecto en carro. El puterío y la trampa es tan vieja como la humanidad. No he encontrado la profesión del descalificado, no sé porque me suena que era peluquero, (de Arteixo).  En esta primera Olimpiada hubo 241 participantes, todos masculinos. Para que corriesen las mujeres la maratón olímpica habrían de transcurrir la friolera de 88 años, hasta L.A. 1984. En 1928, en Amberes se incluyeron los 800 metros femeninos, pero la visión de muchas participantes tumbadas y exhaustas en la hierba, llevó al comité a suprimirla por ser demasiado dura para las mujeres. Médicos sesudos llegaron a manifestar que tal esfuerzo podía provocar desprendimientos uterinos. Unos profetas visionarios.
 1). Herodoto : La verdad de las guerras Médicas

Que distinto de hoy en día en donde las mujeres son legión atlética, nos dan mil vueltas a muchos, y siguen en aumento. En la media maratón de N.Y. de 2013, llegaron a la meta muchas más mujeres que hombres :  10.989 frente a 9.761. Largo y venturoso el  camino recorrido. ¡Y lo que queda!.
Largo recorrido, como hice yo, durante la carrera y en los 6 meses previos de entrenamientos. Porque hoy en día la preparación de la maratón, incluso a nivel popular, es un rito iniciático con tintes sectarios. A medias entre religión y ciencia, exige entrenos en  series, cuestas, progresiones, gimnasio, tiradas largas, además de conocimientos de fisiología, alimentación, hidratación,  de resistencia de materiales, etc.  Y fe, mucha fe, en uno mismo y en las indicaciones de entrenadores y enterados. De la técnica de carrera, ni hablamos, que Mario no se merece más escarnio. Al final, lo doy todo por bien hecho. (Una vez realizado, y cuando ya no tiene remedio, no voy a decir que hice el gil). De todas formas hay que ser prudente con los remedios mágicos. En 1912, en la olimpiada de Estocolmo ocurrió la primera muerte en carrera. El portugués Francisco Lázaro, carpintero de 21 años, se untó de grasa el cuerpo y así corrió bajo una temperatura de más de 30 grados hasta el km 29. Quizá no sea todo tan inocente y chocarrero. Su autopsia descubrió además estricnina y otros estimulantes.  Era 1912, repito.
 En mi caso particular, la parte oculta del éxito,  estriba en el  entrenamiento complementario de Zumba, la labor  labriego-recreativa  en Valdoviño, las albóndigas y arroz con leche de mi madre y sobre todo el dorsal tan favorable 1105, que suma 7, ideal para correr en una fecha número primo. (Que todo hay que tenerlo en cuenta).
La distancia de la Maratón de 42.195 metros fue establecida en la olimpiada de Londres de 1908 y fijada definitivamente en la reunión de Ginebra de 1921. La razón es totalmente lógica, era la distancia existente entre el castillo de Windsor y el palco presidencial del estadio White City, en donde terminaba.
Francamente es una distancia larguísima, (bien podía perdonar al menos los 195 metros finales, que hasta el rabo todo es toro,  pero nada). El muro, aproximadamente, a  los 30 km, es real y enorme, (con foso). Y de haber sido yo Filípides, no hubiese llegado antes de la puesta del sol y posiblemente ni tan siquiera hubiese llegado y quien quiera suicidarse que lo haga.



La primera mujer que corrió una maratón oficial fue Kathrine Switzer, de 19 años en la maratón de Boston de 1967. La intentaron retirar los jueces, pero su novio, un lanzador de martillo de casi 2 metros, los convenció de lo inconveniente de su empeño. A partir de 1972, la referida carrera, fue la primera que admitió mujeres de manera oficial.
Dos féminas, y de ello hablaremos más adelante, fueron mi apoyo y guía, durante toda la carrera coruñesa.
Adoro las historias hermosas, pero no quiero emponzoñaros con mentiras. La hazaña de Filípides fue contada por Plutarco, unos  600 años después de que ocurriese y no fue recogida por ningún historiador contemporáneo el hecho. Una patraña. La historia es una invención y en realidad nunca ocurrió. La realidad supera a la ficción. Nos cuenta Herodoto que Filipides, en realidad, fue desde  Atenas a Esparta, (unos 250 km y dos días) a pedir ayuda , ya que el ejército persa era muy superior al ateniense. Se la negaron. Regresó con la ingrata nueva, (otros 250 y otros dos días) y aún tuvo tiempo de participar en la batalla. Afortunadamente Coubertin y Bréal, escogieron el mito corto y falso. De haber escogido el real y largo, numerosos corredores hubieran emulado el destino mítico de Filípides y el real de Lázaro.


En la próxima entrega os contaré la carrera propiamente dicha. (Sus vais a cagal había advertido).

continuaraaaa..........

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