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martes, 8 de abril de 2014

Vig-Bay 06/04/2014


El domingo 6 de Abril se corrió un  clásico de las carreras populares de Galicia, la Vigo-Bayona. Este 2014 la decimoquinta edición. Algo tendrá el vino cuando lo bendicen. Y es que a pesar de las polémicas que siempre llevan estas pruebas multitudinarias, la más constante : su precio, sistemáticamente se cubre el límite de plazas. Algo verán esas 5.500 personas que este año se apuntaron para querer participar. Recorrido precioso, excelente organización, animación, abundante público, liebres, despliegue de protección civil, control de tráfico y servicios sanitarios, buena señalización, buen avituallamiento y excelente bolsa del corredor, son algunas de las razones. Con la complicación añadida de que la  carrera  no es circular y que por lo tanto requiere un trasiego multitudinario de atletas. No digo que no tenga fallos pero no llamativos y en mi opinión merece mucho la pena.
Salimos de Sada a las 7 de la mañana en autobús y  con estricta puntualidad,   27 participantes del CAS y el resto familiares y advenedizos hasta completar cabida. El número de participantes del club fue mayor 36, pero el resto se desplazaron por otros medios.  Viaje sin incidentes. Durante el trayecto que buena parte del pasaje durmió, se repartieron los dorsales, me imagino que en parte para fastidiar tan envidiable sonata. Aquí empezaron los malos presagios, porque me adjudicaron el dorsal 6348, y ahí mismo hice saber mi disgusto. De un dorsal que no tiene números repetidos, presenta desequilibrio entre pares e impares y no es divisible ni por 7 ni por 11, no hace falta ser maestro de la cábala, para entender que bien poca ventura se puede esperar.  Tuve que abandonar con una contractura en el bíceps femoral de la pierna derecha en el km 18, a la salida de Nigrán. Cuando hacía ya tres km que se veía Bayona. Es la primera vez en mi vida que abandono una carrera, si bien es cierto que nunca antes había corrido con esta edad.  Desde que estoy en el Club no dejo de experimentar  novedosas sensaciones. Desde el km 15 venía tocado y al cambiar la dirección, a la salida del puente,  un pinchazo me hizo abandonar. Tirado en la rotonda me atendió una chica de la organización. Llamó a protección civil, a la central de la  organización, a la ambulancia. A la vista del circo que se formaba, yo repetía como un mantra, “solo necesito que me acerquen a la meta”. Visto lo que se me venía encima insinué con poca convicción que quizá si me levantase y fuese caminando me recuperaría y legaría a la meta. Me tactó la pierna con más detenimiento y voluptuosidad de la estrictamente necesaria , me miró a los ojos y me dijo que era mejor que me quedase allí. ¿Cómo no iba a atender el requiebro de que me quedase a su lado?. Ni la esperada bronca de Fernando, que me iba a caer de todas formas, podría impedir que accediese a sus deseos. Y ahí se armó el cisco. Llegaron una serie de individuos absolutamente decididos a demostrar la necesidad de su presencia, me vi rodeado de 5 hombres, 2 motoristas, dos de protección civil, uno..de yo que sé. Me asaetaron a preguntas, como se llama?, que edad  tiene?, que le pasa?, donde le duele?. Yo repetía cada vez más alarmado “estoy bien, es una contractura en el bíceps, sólo necesito que me acerquen a la meta”. Rodeado había perdido toda percepción armoniosa, a saber,   la chica o en su defecto el paisaje. Me subieron al coche de protección civil, me volvieron a bajar porque llegaron los sanitarios y la ambulancia. El acabose,  rodeado cada vez de más personas. Yo repetía “estoy bien, solo necesito….”. ¿Se encuentra bien?. “Hombre, aquí tirado, doliéndome una pierna, rodeado de hombres que a saber que intenciones tienen, no mucho la verdad”. ¿Se ha mareado? “Hasta ahora no, pero lo están consiguiendo”. Me protegieron con la manta térmica y así con barba cana y portando una capa dorada, me transformaron en un rey mago. Desde luego no me llevaron a la meta. Vuelta atrás a lo que denominaban la base, en el km 16, a que en el coche escoba nos llevasen a un pelotón de lisiados hasta la meta escoltando al último.  Tedioso hasta el límite. Yo creo que lo hacen a propósito para evitar los abandonos. Si algún día tenéis que abandonar pensároslo mucho y si podéis escaquearos sin que se den cuenta, creedme,  es preferible. No imagino pesadilla peor que caer en manos de estos voluntariosos entregados. No pude ni despedirme de la muchacha.
Creéis que llevo una mala sensación o decepción. En absoluto. De todo se aprende y está claro que el tesón y la constancia son virtudes pero llevadas al límite se transforman en cabezonería, que es peor que un vicio, un error. En frase que os resultará familiar : “Lo siento mucho. Me he equivocado. No volverá a ocurrir”. (Por lo menos hasta la próxima carrera).
A los demás les fue muy bien y los resultados muy dignos. Tiempos muy encomiables.  Las chicas consiguieron el segundo puesto por equipos, meritorio y merecido. Karina, Inés y Bea, merecen nuestro respeto,  admiración y felicitaciones. Sin restar mérito, fueron  muy bien apoyadas por el soporte de liebres, bien diseñado y mejor realizado, que las chicas saben valorar y agradecer.  En resumen y en conjunto, una muy buena jornada, aunque siempre hay algún tachón. Paciencia.
Nota escatológica : como agricultor vocacional me complace comentar que fieles a la generosidad del club, varios miembros del CAS, se pararon durante la carrera para regar e incluso fertilizar zona vegetales de las inmediaciones del recorrido. Lo curioso es que los tiempos conseguidos por esos  mismos corredores fueron francamente buenos. Se abre pues una novedosa línea de investigación : ¿compensa el incremento de velocidad conseguido por la disminución de peso el tiempo empleado en el menester?.
Finalmente la vuelta, tan grata y satisfactoria como la ida. En el Área de servicio de S. Simón, contemplando la placidez de la ría y la isla del mismo nombre, cuya historia desde luego no fue plácida, pasando desde  monasterio Templario,( vivió la destrucción por parte del pirata Drake ) a Lazareto y terrible prisión, (las cosas son con frecuencia muy distintas de lo que a primera vista parecen), paramos. El despliegue de bocadillos, pan “tumaca”, jamón, queso, embutidos, bizcochos y galletas fue de escándalo. Café y vuelta a casa. Plácidamente y  casi todos comprobando los beneficios de la siesta.
El ambiente de este Club, (sin duda la pertenencia ha sido  una de mis decisiones realmente acertadas), su excelente organización, la camaradería, de la que este viaje es uno de sus ejemplos, no es fruto del azar. Supone el trabajo intenso y sacrificado de mucha gente, casi siempre los mismos, para que las cosas resulten fáciles y puedan llevarse a cabo con aparente sencillez y certera eficacia. Creo que se merecen nuestro ánimo, reconocimiento y afecto.

A seguir, que esto no para.

2 comentarios:

  1. Marina Valdés Porto9 de abril de 2014, 18:12

    Interesantes crónicas pero se echa de menos las crónicas sobre los " pequeños heroes del club " que ya nadie escribe y tan celebradas eran tanto por los niños como por los mayores. UN saludo

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  2. Muy buena crónica Paco!

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